Revista crítica de Derecho Canónico Pluriconfesional / Rivista critica di diritto canonico molticonfessionale
ISSN 2341-3956 versión electrónica
ISSN 2387-1873 versión impresa
Depósito Legal: MA 2137-2014
Los espeluznantes plagios de Fernando Suárez Bilbao en su libro «1086. Los orígenes del antisemitismo en Europa» elogiosamente tratados por José Antonio Escudero López y Cástor Díaz Barrado y también Décimo aniversario de una tropelía
Manuel J. Peláez
Para citar este artículo puede utilizarse el siguiente formato:
Manuel J. Peláez (2016): “Los espeluznantes plagios de Fernando Suárez Bilbao en su libro «1086. Los orígenes del antisemitismo en Europa» elogiosamente tratados por José Antonio Escudero López y Cástor Díaz Barrado y también Décimo aniversario de una tropelía”, en Kritische Zeitschrift für überkonfessionelles Kirchenrecht, n. 3 (2016)
Resumen: Casi todo el mundo sabe que José Antonio Escudero López ha sido quien promocionó a Fernando Suárez Bilbao como profesor titular y catedrático de Universidad. Convendría recordar una vez más algo que ya ha salido publicado en varios lugares, de la mano y pluma, no solo mía sino de otros como Bartolomé Clavero Salvador, un hombre este último de gran sagacidad y de una proyección internacional enormemente significativa, pero lo vamos a dejar aparte por esta vez, aunque sí recomendamos la lectura de algunos de sus trabajos referidos a Escudero y su escuela. Otra cosa es que, en esta coyunda particular, José Antonio Escudero López haya podido ser engañado o que el engañado haya sido el catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales Cástor Díaz Barrado. En cualquier caso, hace ahora diez años del fraude de la habilitación de Suárez Bilbao, pues a la oposición concurrió con varios trabajos plagiados de forma vergonzosa. A estas alturas a Suárez Bilbao el Grupo del Zorro le ha descubierto más de 1.500 párrafos plagiados. Calificaba Escudero a un catedrático de nuestra asignatura, por escrito (17 de junio de 2004) como “pobre plagiario”, con “insidias y mezquindades”, metiendo la pata Escudero hasta límites inconcebibles, porque la que había hecho los plagios era una conocida viuda, sobre la que ya 6 personas han escrito sobre sus actividades plagiarias. Además, sobre ese señor al que desnostaba Escudero, como señalamos en Barcelona, tres catedráticos de Universidad y varios docentes más de Historia del derecho, no plagió a cierta criatura casi celestial de una ciudad castellana. Aquello fue otra calumnia y montaje contra él. Lo que sí fue una prueba de honradez intelectual es el documento que vio la luz el miércoles 14 de noviembre de 2007, titulado «Historia Viva», de autor anónimo, cuyo contenido ahora que los plagios de Suárez Bilbao están por todos lados no debe pasar desapercibido y recordarlo transcurridos casi diez años. Es una síntesis maravillosa de encadenamiento sucesivo de hechos: «1º) El 3 de marzo de 2002 José Antonio Escudero López lee su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia sobre “Felipe II: el Rey en el despacho”. En la página 9 de su discurso impreso dice el propio Escudero: “Y gratitud muy especial a quienes patrocinaron mi modesta candidatura, avalándola con la excelencia de su prestigio; a la Académica doña María del Carmen Iglesias y a los Académicos don Felipe Ruiz Martín y don Luis Suárez Fernández” (padre este último de Fernando Suárez Bilbao). 2º) Una resolución de 8 de julio de 2002 de la Universidad Rey Juan Carlos nombra a Fernando Suárez Bilbao profesor titular de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad Rey Juan Carlos, en comisión presidida por José Antonio Escudero. Previamente Suárez Bilbao había suspendio dos concursos de profesor titular. 3º) Se lee en la página web de la Real Academia de la Historia: “El 13 de abril de 2007 el profesor don Feliciano Barrios Pintado, catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, ha sido elegido por unanimidad académico numerario de la Real Academia de la Historia para cubrir la vacante de la medalla nº 5, producida por el fallecimiento de don Guillermo Céspedes del Castillo. La propuesta ha sido presentada por don Luis Suárez Fernández, don Faustino Menéndez Pidal de Navascués y don José Antonio Escudero López”. Feliciano Barrios es el número 2 de la denominada escudería, escuela de José Antonio Escudero y Luis Suárez Fernández es el padre de Fernando Suárez Bilbao. 4º) Una comisión de habilitaciones de cátedra de Universidad propone el 5 de noviembre de 2007 en tercera votación, por cuatro votos contra 3, a Fernando Suárez Bilbao, como habilitado de cátedra de Historia del Derecho de las instituciones. Dicha comisión estaba presidida por José Antonio Escudero López. 5º) José Antonio Escudero López prepara su candidatura a Director de la Real Academia de la Historia. [Se puede añadir a lo escrito precedente lo siguiente: 6º) José Antonio Escudero López, a la vista que la Academia de la Historia contaba con otra candidata mejor que él, decide probar suerte en la Academia de Jurisprudencia y Legislación, de la que es elegido presidente años más tarde. 7º) En 2016 el «Grupo “El Zorro” de clarificación del conocimiento científico», formado por expertos en diversas áreas de conocimiento y relevantes conocedores de las ciencias de la Biblioteconomía y la Documentación, descubre y difunde la trama plagiaria de la Universidad Rey Juan Carlos, dando a conocer, a personajes seleccionados a través de internet, más de mil quinientos párrafos plagiados por el «Comando negrero “Elena Ceausescu”» en su magna tarea de fabricación en serie de libros y largos artículos con “autoría” de Fernando Suárez Bilbao dispersos en varias de las obras puestas a su nombre». Hemos de resaltar que el «Comando negrero “Elena Ceausescu”» trabajó también para Rafael Sánchez Domingo, de la Universidad de Burgos al que habría que añadir más de trescientos párrafos plagiados descubiertos por «Grupo “El Zorro” de clarificación del conocimiento científico». Este amigo de Fernando Suárez Bilbao es el paradigma de los fabularios. Es la mayor trama plagiaria de la historia de España en el ámbito de las Ciencias Sociales y en el ministerio de Educación no se dan por enterados, mientras la Agence France-Presse y la BBC se han hecho eco de la magna fechoría. Más de setenta mil personas solicitaron, on line, en su momento la dimisión de Fernando Suárez Bilbao. Escudero ha sido el defensor de Suárez Bilbao, como queda probado a la vista de su actuación y en otros intercambios de favores que se hicieron en momentos puntuales. En cualquier caso, lo de Suárez y Sánchez Domingo no es la destrucción de Ninive, ni un relato diabólico del conde Oxenstrin. Se puede jugar al póker con ellos sin que te roben la cartera, ni te muerdan la mano.
Palabras clave: Fernado Suárez Bilbao, Rafael Sánchez Domingo, “Excelente libro”, “Sólido estudio”, “Presta herramientas muy útiles”, “Acreditado especialista”, “Lenguaje diáfano”, “Profundidad en las reflexiones”, “Honestidad del autor”, “Sagacidad”, “Talento”, “Mesura”, José Antonio Escudero López, Dykinson, Comando negrero “Elena Ceausescu”, Plagio descarado y soez, Propiedad intelectual, Grupo “El Zorro” de clarificación del conocimiento científico, Agence France-Presse, British Broadcasting Corporation.
La prestigiosa revista Anuario de Historia del Derecho Español, en su tomo LXXXIV, de 2014, ha sido objeto de un desafuero sin precedentes por parte de quien fuera director de dicha publicación periódica, José Antonio Escudero López, quien ya en 2007, se movió de manera inapropiada en la defensa para que saliera acreditado el gran plagión Fernando Suárez Bilbao, como catedrático de Universidad. La manipulación de Escudero, con comidas, cenas, encuentros, y desencuentros forma ya de por sí un capítulo de la historia del caos universitario nacional. También el número no pequeño de plagiones y plagistas a los que ha protegido. El mismo Escudero está detrás de que Suárez Bilbao fuera elegido académico correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de Jurisprudencia y Legislación. Pero hizo más bien poco, para que luego saliera de las mismas. Lo hicieron otros. En la segunda Academia aceptó la renuncia sin debate en el pleno antes de que se produjera la expulsión.
Pero, retrocedamos un poco en el tiempo. En 2013 publica Fernando Suárez Bilbao un libro titulado 1096: Los orígenes del antisemitismo en Europa, Dykinson S. L., Madrid, 406 pp. Escudero, no sabemos si a iniciativa propia, con su pluma, su bolígrafo o a petición de Suárez Bilbao, publica una elogiosa recensión en el Anuario de Historia del Derecho Español, tomo LXXXIV (2014), pp. 1109-1111. El libro estaba lleno de plagios por todas partes y había sido elaborado por el “equipo técnico” habitual de Suárez Bilbao y de su compañero de fatigas de la Universidad de Burgos, en el momento presente sujeto pasivo de un expediente. El «Comando negrero “Elena Ceausescu”» sin sudor, ni lágrimas, eran los “fabricantes” puestos a su disposición, que tampoco por cierto se esforzaban demasiado y copiaban de aquí, de allá, de acullá y de Madagascar y Nueva Zelanda si hiciera falta, sin darse cuenta de que Hannibal erat ad portas. El libro sobre 1096 se sabe que ha plagiado a Robert Chazan en 277 páginas, y además a un profesor español y a dos franceses. Agradecemos este dato que nos facilita el inteligente «Grupo “El Zorro” de clarificación del conocimiento científico», que por su eficacia debería en su conjunto, pero no corporativamente, sino a cada uno individualmente, ser propuestos por José Antonio Escudero como académicos correspondientes de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación por el trabajo excepcional que han hecho y para decoro y ejemplo de la defensa de la propiedad intelectual, que es un tema jurídico, que, como todo el mundo sabe, la escuela de Escudero tiene algo olvidado. Ha llegado la hora de reforzar la propiedad intelectual y el antiplagio.
Libro plagiado, libro elogiado por Escudero López hasta límites que dan vergüenza ajena, pero también y con un contenido muy parecido por Cástor Díaz Barrado, catedrático de Derecho internacional público y de Relaciones Internacionales de la Universidad Rey Juan Carlos. Solo hace falta ver lo que el tal Escudero ha escrito y publicado y lo que Don Cástor ha reproducido en Anuario Español de Derecho Internacional, XXX (2014), pp. 553-556. No es necesario glosarlo, ya que lo que es un plagio monumental, era un tema de excelencia intelectual abracadabrante para el Dr. Escudero López en 2014.
Veamos lo que escribe Escudero o Díaz Barrado, o vaya Vd. a saber quién, pero en cualquier caso aparece firmado y publicado por Escudero y publicado y firmado por Cástor Díaz Barrado, con algunas variantes respecto al primero. Con 17 afirmaciones de Escudero será suficiente para comprobar como se puede elogiar a un delincuente contra la propiedad intelectual sin el menor descaro. El caso es que Escudero como no es el delincuente y goza de la libertad de expresión puede escribir, elogiar y elevar al estrellato no a un mentecato, sino a un comando subterráneo de sirvergüenzas que actuaban en los sotanos de la Universidad Rey Juan Carlos a favor de un catedrático y luego rector de dicha Universidad y de un profesor titular de la Universidad de Burgos. Pero mejor es leer a Escudero o a quien le pusiera a la firma el escrito:
1.«Este libro [debería decir monumental plagio] del profesor Fernando Suárez, actual Rector de la Universidad Rey Juan Carlos [gracias al grupo del Zorro ha dejado de serlo], analiza con rigor los hechos acaecidos en los primeros meses de 1096 en diversas ciudades del norte y centro de Europa» (José Antonio Escudero López, p. 1109).
2. «Estamos en presencia de un sólido estudio, fundamentado en fuentes históricas e historiográficas bien seleccionadas, que nos ayuda no sólo a interpretar los hechos, que constituyen la esencia del trabajo, sino a trascender del significado particular que tienen en el siglo XI [ínicuamente plagiado, no es sólido sino gasesoso, fundamentado en un plagio detrás de otro, sin que tenga nada personal de interpretación]» (José Antonio Escudero López, p. 1109).
3. «Alcanzándose conclusiones que van mucho más allá de los penosos sucesos de aquel año 1096» (José Antonio Escudero López, p. 1109).
4. «El pormenorizado estudio que realiza Suárez Bilbao presta herramientas muy útiles [las herramientas no son suyas, los sicarios de Suárez Bilbao han robado los alicates, los tornillos, los lápices y hasta los sacapuntas con que se ha escrito el libro]» y «no solo para los historiadores del derecho, sino también para los iusinternacionalistas que, desde siempre, se han visto interesados por la cuestión de las minorías» (José Antonio Escudero López, p. 1109).
5. «Un análisis como el realizado por nuestro autor, acreditado especialista en historia del derecho y en el mundo medieval, aporta fundamentos para los trabajos contemporáneos en materia de reconocimiento y protección de los derechos de las minorías religiosas [¡Lo que nos faltaba por leer, Fernando Suárez Bilbao y sus sicarios plagiones realizan una tarea de defensa de los derechos del hombre y del ciudadano, de judíos, de filisteos y de los esquimales del polo norte!]» (José Antonio Escudero López, pp. 1109-1110).
6. «La obra de Suárez acierta, en consecuencia, a la hora de situar el foco sobre unos acontecimientos, que como él mismo reconoce a lo largo del texto, van más allá de constituir meros hechos puntuales, como al principio cabría esperar» (José Antonio Escudero López, pp. 1109-1110).
7. Según Escudero López o los de la troupe siciliana de los sotanos de la Rey Juan Carlos, Suárez «en la terminología actual podríamos decir que [con] este libro nos da a conocer, de primera mano, los trazos de la evolución del sistema de protección de las minorías religiosas» (p. 1110).
8. «La lectura de la obra permite al lector disponer de un valioso instrumento para abordar la interpretación de un tema de tanta complejidad, importancia y alcance» (José Antonio Escudero López, p. 1110).
9. «Al tiempo, utilizando un lenguaje diáfano, proporciona elementos para la reflexión sobre las consecuencias que se pueden derivar de las relaciones entre determinadas comunidades religiosas» (José Antonio Escudero López, p. 1110).
10. «El trabajo que comentamos acredita algunas características entre las que cabe destacar las siguientes: en primer lugar, la profundidad en las reflexiones, derivada en buena medida, de las fuentes históricas e historiográficas que emplea para la elaboración de su trabajo. Se combinan, con naturalidad y acierto, las fuentes cristianas y judías y, lo que es más preciso, se destaca la importancia que adquieren ciertas posiciones interpretativas» (José Antonio Escudero López, p. 1110).
11. Esta afirmación de Escudero o de los camorreros plagiarios de los subterráneos de la Rey Juan Carlos es de pura caoba plagiaria: «Desde luego, es de subrayar la honestidad del autor [sobre todo eso, honestidad intelectual] a la hora de presentar las fuentes [copia 277 páginas, repetimos, a Robert Chazan, por supuesto de un solo libro de este autor] y el valor que hay que otorgarles en cada caso y en cada una de las interpretaciones [tiene narices, el mayor plagiario descubierto en los últimos setenta años en España, es un hombre honesto porque lo dice Escudero y el comando subterráneo]» (José Antonio Escudero López, p. 1110).
12. El «trabajo aquí realizado… supera con creces estos acontecimientos puntuales y nos proporciona una interpretación que abarca varios siglos, de tal manera que examina acontecimientos de diversa índole. Todo ello engarzado con maestría a través de un discurso convincente y comprensible. Datos, pues, pero además interpretación o interpretaciones [es decir plagiar a uno o plagiar a varios], pues, como con razón, decía Ortega, la ciencia no es erudición sino teoría [= plagio descarado y soez en este caso que nos ocupa]» (José Antonio Escudero López, p. 1110).
13. «El trabajo de Suárez da claves de interés para entender las relaciones judeo-cristianas más allá de la época objeto de estudio, y nos traslada, incluso, a periodos muy recientes, aportando herramientas útiles para el estudio del fenómeno de las minorías religiosas y la defensa de sus derechos en la época contemporánea [Tres veces el tema de las minorías religiosas, mucha minoría, Escudero, en solo tres páginas]. Pero, al mismo tiempo, el trabajo desborda el marco histórico inicialmente previsto sin romper, en modo alguno, la lógica de la reflexión científica. Nos ofrece, en verdad, un panorama necesario de la situación y las circunstancias en que se encontraban los judíos en las postrimerías del siglo XI en el norte y centro de Europa» (José Antonio Escudero López, p. 1111).
14. «El libro, en fin, resultará imprescindible [la editorial Dykinson ha prescindido del mismo y destruido docenas de ejemplares tras descubrirse el monumental plagio] para los medievalistas y, sobre todo, para quienes profundicen en el estudio de los conceptos que definen a este período histórico» (José Antonio Escudero López, p. 1111).
15. «El autor no solo lo hace al inicio del trabajo, sino que, con sagacidad y talento, va dejando entrever, capítulo tras capítulo, los rasgos que perfilan un fenómeno de tanta magnitud como el de las expediciones cristianas a Oriente» (José Antonio Escudero López, p. 1111).
16. «Los sucesos de 1096 marcan también las relaciones entre comunidades religiosas, y el análisis tan preciso que realiza el Rector Suárez nos descubre las diversas dimensiones de esas relaciones en su proyección hacia el futuro» (José Antonio Escudero López, p. 1111).
17. Es «mérito principal del excelente libro que comentamos, escrito con mesura y rigor [copiado alegremente y sin escrúpulos], cuya lectura facilita la comprensión de la realidad judía en nuestro mundo occidental y, sobre todo, pone de relieve la capacidad del autor para interpretar el pasado y ofrecer sugestivas propuestas que aseguren la convivencia en el futuro» (José Antonio Escudero López, p. 1111).
Escudero dixit. El pueblo aclama: Amén.
Esto no impide el que, el arriba firmante, siga manteniendo, como he hecho en varias ocasiones in scriptis, que José Antonio Escudero haya escrito el mejor manual que ha habido en España hasta ahora de Historia del Derecho, con el gravísimo déficit de no incluir el siglo XX y lógicamente también con el defecto de que, como se entiende todo y es muy claro, y hasta un estudiante de 4º de secundaria podría comprenderlo, quizás hubiera merecido el rechazo en el siglo XIX y en el XX por parte de Gustav von Schmoller, Adhémar Esmein o Johann Friedrich Ritter von Schulte, pero no vamos hacer espiritismo con ninguno de los tres para que nos digan lo que opinan al respecto. El manual de Bartolomé Clavero que tuve en mis manos no se entendía en muchas de sus partes, pero se notaba que el que lo había escrito era de una altura superior, una especie de Samuel von Pufendorf hispánico, un intelectual como mínimo de esa categoría. No era una obra didáctica, ni clara, pero era capaz de despertar pasiones científicas; Clavero logró una construcción racional, elevada, trascendente, de geometricidad iushistórica panmecanicista. Uno lee a Escudero cuando piensa y escribe sobre el Estado (él utilizó la noción de Estado para denigrar a Otero Varela) y no descubre que el Estado se transforme, como apuntaba Hegel, en la encarnación de la divinidad y se queda frío con las frases de Escudero, que solo se incendia sin control cuando coge la pluma apasionadamente contra alguien que le ha llevado la contraria o se ha disgustado con él. Uno lee las reflexiones que hace Bartolomé Clavero en algunos de sus trabajos publicados en los Quaderni fiorentini y hay que leerlo dos o tres veces para darse cuenta que allí hay un pensamiento, sin precariedad conceptual.
Hay que conocer a José Antonio Escudero López, que no es fabuloso, sino fabulista. El scholar en Historia del Derecho más significativo y relevante en España y con mayor proyección internacional, el supercitado Bartolomé Clavero Salvador, dejó escritos tres textos que merece la pena publicarlos ahora de nuevo, dos de ellos eran conocidos, de una vez, el segundo se publicó dos veces, el tercero ve la luz pública ahora, aunque fue remitido a un grupo notable de gente. La respuesta de Escudero a uno de los escritos de Bartolomé Clavero, en carta dirigida a Paolo Grossi, está despachada al denominado lector ausente e ignorante que leyendólo entiende exactamente lo contrario de aquello por lo que le había incriminado Bartolomé Clavero Salvador. Es decir, Escudero se dedica a jugar al fuera de juego, tirándose en el campo simulando falta como hace Luís Suárez (el genial futbolista del Barcelona C. F.) y a relatarnos la vida en otros posibles planetas, no a centrarse en responder a lo que Clavero le reprochaba. Grossi debió de quedar sorprendido y cuanto menos aturdido y José Antonio Escudero lo que hace es una mofa de Clavero, como también lo hizo con el ya citado Alfonso Otero Varela, atacando, sin piedad y sin valorar la aportación a la historia del derecho civil y procesal (materias completamente marginadas voluntariamente por Escudero), a una persona ya jubilada y que fallecería el 20 de septiembre de 2001. Siendo indignante, el contenido de la carta de Escudero a Grossi, ya que era pública, la edité una vez, pero nunca más se me ocurrirá procurar que vea la luz semejante conjunto lineal de letras y palabras que conforman verdades a medias, porque realmente grandes mentiras no las hay, y que sitúa todo en Disneylandia. Es una tomadura de pelo (inteligente, no obstante) y una ofensa personal a Bartolomé Clavero invitándole a que envíe sus papeles a las dos reales academias de las que es miembro de número Escudero, como susurrando: esperamos tus papeles… con lo que ello conlleva, y además mientras que el escrito de Clavero es lúcido, sagaz y firme, Escudero es retorcido y con mala uva y con ironía saducea (no volteriana, que eso solo queda para hombres de gran malicia). Está claro quienes son los buenos, quienes son los plagiones y quienes son los menos buenos, aunque lamentablemente esto no es El debate de la ley sobre la tala fraudulenta del bosque, que escribió el más influyente pensador social de la historia, Karl Marx.
Pero, veamos los textos, que hablan por sí solos:
Carta de Bartolomé Clavero Salvador a Paolo Grossi
Sevilla, 7 de noviembre de 2007
Querido Paolo, te escribo sobre un asunto desgraciado del que no sé si tienes ya noticias y que habrá de interesarte. La desgracia tiene el nombre nuevamente (¿cuántas veces a estas alturas?) de Escudero José Antonio, quien ha presidido y (como suele) manipulado durante estas últimas semanas el concurso de un par de habilitaciones para cátedra de historia del derecho. La concurrencia de aspirantes ha sido de buen nivel salvo un par de excepciones, la de un tal Suárez y la de Carlos Merchán (ninguna relación con Antonio Merchán), pues este segundo, que se le conozcan, cuenta sobre todo con deméritos, entre ellos, y no es el peor, el de su inclinación al plagio, mientras que el primero tiene obra, pero no que le signifique frente a una concurrencia, como te digo, cualificada. Los méritos de peso de Suárez parecen ser fundamentalmente (pues no hay otros en comparación con el grueso de quienes han concurrido) de carácter familiar y social, ya que pertenece a los medios madrileños de academias y fundaciones en los que se mueve y de los que saca provecho Escudero. Ya puedes imaginarte, Paolo, por qué destaco de entrada a este par de concursantes. Según todos los visos (no tengo otra información), son a quienes Escudero se proponía habilitar, aun con un doble problema a cuál más serio: el de no dominar enteramente la comisión y el de encontrarse con una concurrencia de aspirantes con suficientes méritos, aparte precisamente sus apadrinados. Entre los candidatos cualificados se ha encontrado por supuesto Jesús. Durante el concurso ha habido de todo, inclusive que el presidente Escudero se ha mostrado en acto público, frente a la impasibilidad que estila, displicente y hasta insultante con él, con Jesús ("el señor Vallejo es como un futbolista que se dedica a hacerse famoso en vez de a marcar goles", sic, prevaliéndose de su posición de presidente de la comisión). Supongo que, como las cosas se le torcían, intentaba abrir camino por cualquier medio a sus pretensiones hasta ese punto de perder las formas, A mi juicio y por lo que le conozco, traslucía con todo ello también su indiferencia supina, por no decir que llana ignorancia, hacia lo que los demás, inclusive los suyos, trabajamos y publicamos. Lo más inmoral e indignante ha llegado en todo caso al final. Cuando Escudero ha visto que contaba con los votos para habilitar a Suárez, pero no en cambio a C. Merchán, ha preferido impedir que se produjera cualquier otra habilitación o, si quiere ponerse más suave, no hacer uso de sus facultades como presidente para lograr un acuerdo respecto a la segunda. La misma ha quedado vacante, lo que ya de por sí, objetivamente, resulta escandaloso e insólito, pues no se trata de adjudicar una cátedra concreta, sino de certificar que alguien se encuentra habilitado para concurrir a ella. Si se añade el dato subjetivo de que había entre quienes elegir, entre ellos siempre Jesús, la actuación de Escudero se coloca abiertamente entre la irresponsabilidad y la ineptitud, no diré que la prevaricación pues ya se sabe. Me es difícil encontrar palabras para calificar una conducta que supera incluso todo lo que ha caracterizado su carrera como promotor de escuela, por no decir secta, con las peores artes, así que concluyo. Esperemos que se sanee algo el panorana con la jubilación de Escudero sin producir sucesión y, sobre todo, por el nuevo sistema de acreditación. Jesús está de buen ánimo pues tiene el buen juicio de considerar que un resultado tan indigno no es a él a quien le salpica, sino que en cambio dignifica a quienes han sido víctimas de tan monumental estafa.
Con un fraternal abrazo como siempre,
Pipo [Bartolomé Clavero Salvador].
Carta de Bartolomé Clavero Salvador a Julio Valdeón Baruque
Sevilla, 13 de noviembre de 2007
Querido Julio, perdona ante todo que te use de buzón, pero también aprovecho, no menos ante todo, para enviarte un cordial abrazo. Lo primero se debe a que no tengo la dirección electrónica de Luís Suárez, quien está últimamente protagonizando un intercambio epistolar, ya te adelanto que bastante desagradable. Mi ruego es por lo tanto que le transmitas el dossier adjunto pues tendrá de seguro alguna noticia y creo que tiene derecho a disponer del mismo. Recuerdo aquellos años sevillanos también tuyos en el que me transmitiste tu respeto y afecto por tu maestro Suárez al tiempo que yo a ti respecto a Martínez Gijón, bien que añadiendo una preocupación a la defensiva que para gente como nosotros era por entonces obligada, la de "pese a sus ideas políticas". El asunto desagradable que te digo se ha vuelto más desagradable todavía por la imprudencia de nuestro compañero Escudero sacando a colación la cuestión de las posiciones políticas que, en este caso, no es que no venga a cuento, sino que, como podrás ver si lees el dossier, no resulta lo principal ni mucho menos. Ni siquiera lo es que, frente a un conjunto de candidat@s bien cualificad@s, una comisión presidida y manejada por él, Escudero, haya habilitado para cátedra de historia del derecho a una persona que no habéis querido en historia medieval pese a ser quien es, Suárez Jr. Lo grave, lo verdaderamente grave, es que han dejado provocativamente una segunda habilitación vacante. Escudero ya ha llegado a unos términos no sólo de ejercicio despiadado, sino también de alarde gratuito de poder. Me parece que, aunque seamos nosotros, historiadores del derecho, los primeros en sufrirlo, también la academia a la que Suárez, Escudero y tú perteneceis, la de Historia, podrá verse salpicada o ya lo está. Al fin y al cabo, un resultado de habilitación inexplicable desde la perspectiva de la historia del derecho cobra sentido si se le mira desde la Academia de la Historia, esto es de candidaturas pendientes y también de previsiones sobre el futuro director. Pero vuelvo a decirte que no es esto lo que me preocupa. No es un mundo que me atraiga ni que me interese y cuyo calificativo académico, bien tienes que saberlo por experiencia en tu caso propio, se lo debe hoy tan sólo a la vanidad de su nombre impropio. El problema es el de la estafa literal que se ha cometido con una serie de compañer@s con verdaderos méritos para la habilitación de cátedra en historia del derecho y en esto Suárez Sr., aun siendo un actor clave, tan sólo tiene una responsabilidad colateral. Ni siquiera recae mucha más en otros miembros de la comisión que no han prevaricado menos que el presidente. Es éste último el que ha aprovechado la coyuntura para una venganza miserable de la que ningún otro participa. Siento, Julio, meterte tan de cabeza en un caso tan apestoso, pero sólo te pido el favor de que me hagas de cartero, incluso discreto y silente si así te lo prefieres. De la indiscreción ya me encargo yo.
Con mi agradecimiento y lo dicho, un fuerte y cordial abrazo,
Pipo [Bartolomé Clavero Salvador].
Carta de Bartolomé Clavero Salvador a Manuel J. Peláez
Sevilla. 11 de noviembre de 2007
Querido colega, gracias ante todo por tu mensaje. Te agradezco sinceramente tus explicaciones, más aún porque viene directamente a desmentir la penosa exculpación de nuestro compañero Escudero que, aunque supongo que has recibido, te acompaño y quien, como verás, sigue aprovechándose de tu actuación (sin nombrarte, pero subrayándolo) después de haberte incitado y utilizado. Dejo la calificación que merece esta conducta en tus manos, pues a ti te afecta. El resto sustancial de sus explicaciones, las de Escudero, sobre el valor de la obra de Jesús Vallejo y su abierta falsedad atribuyéndome la posición de que era la única cualificada lo dejo al sentido común de quien lo tenga. Sustrae por lo demás información pertinente que tu mensaje en cambio aporta. Poner de otra parte sus obligaciones como presidente al nivel de las de cualquier vocal, como tú mismo, me parece que es dejación y ofensa que tampoco me corresponde contrarrestar a mí en este caso, pues no estuve ni presente. Respecto a las insidias inadmisibles de Escudero sobre esta ausencia, como si a él le correspondiera juzgarla, no voy a hablar de una enfermedad ni de unas obligaciones que sencillamente no quiero compartir con personas a las que no les interesa. Me interesa desde luego tu mensaje. Tú mismo reconoces tu desgraciada actuación a lo largo del concurso que ha desembocado en un resultado tan indignante no sólo por asignarse una primera habilitación a uno de los candidatos menos cualificados en el campo histórico-jurídico, sino sobre todo por no cubrirse la otra entre una concurrencia bien cualificada (que siempre he entendido plural y en la cual, ante una indirecta tuya, debo aclarar que entiendo incluida a García Trobat). Resultándome tu relato bastante verosímil en este punto, aunque yo no tenga la constancia con la que tú cuentas, atribuyes tu comportamiento a la eficacia en tu caso de las maniobras entre bastidores del presidente Escudero y el vocal Rivero, quienes tanto te lanzaban contra Vallejo como te placaban ante Suárez. Al fin y al cabo, el primero, Jesús, era, por la entidad de sus méritos, el principal escollo para unos planes de ir al copo, aunque sólo lo consiguieran al final a medias, aparte de que en el caso medie una mísera venganza contra todo un grupo al que Escudero se refiere con torpe ironía. Llueve sobre mojado. En las habilitaciones anteriores consiguió sacar a un ignaro frente a Jesús esperando de mi parte una complicidad que públicamente le negué. Ya le dije entonces que el resultado me parecía indignante. Como mínimo, colega, has pecado ciertamente en esta ocasión, por cuanto confiesas, de imprevisión e ingenuidad (tus consiguientes disculpas se las he transmitido naturalmente a su destinatario natural, Jesús y no yo). Celebro que hayas sabido en cambio precaverte frente a las presiones del progenitor de Suárez, el notorio presidente de la Fundación Francisco Franco, así como de otras amenazas a las que aludes. Otras historias alrededor del resultado insólito de este concurso pueden imaginarse. Aunque no te quedases corto, sólo de haber llegado las cosas al extremo que relatas, bien entiendes entonces que prevaricación es definitivamente la palabra. Insinúas incluso que ha habido flagrante venalidad con un viaje del susodicho presidente, el de la fundación franquista, entre Madrid y Murcia. No me extrañaría en absoluto de ser cierto. Fui testigo en su día de cómo Pérez Martín adquiría del padre Gonzalo el tercer voto que le faltaba para la cátedra de Murcia por el precio de la entrega gratis de una serie de microfilmes consignada por escrito, toda una compraventa en regla. Me faltaron entonces los reflejos para retirar mi voto sobre la marcha. Todos hemos cometido errores, aunque no todos seamos prevaricadores. La prevaricación está tan arraigada en algunos medios universitarios (¡no en todos ni mucho menos por fortuna!), tal y como si fuera una conducta no sólo admisible sino incluso obligada respecto a amistades en las calificaciones de cursos y a escuelas en las promociones de concursos, que ni siquiera solemos reconocerla o nos resulta de lo más fácil en todo caso no identificarla. Uso la primera persona del plural como individuo del gremio español de historia del derecho. Constituye la prevaricación por supuesto un delito y es además un cáncer. Para extraerlo limpiamente, sin daños colaterales, aunque sirva, no basta lo que tú propones de recurrir por vía administrativa el resultado de un concurso especialmente escandaloso, aparte de que pienso que sólo las víctimas de la estafa tienen el derecho y por tanto la iniciativa y la decisión sobre la motivación para hacerlo. El motivo que tú sugieres como base para recurrir he de decirte que me parece por completo inconsistente y fuera además de lugar en el sentido de que no guarda relación alguna con cuanto tú mismo reconoces y confiesas. ¿Qué no hay precedentes para la vía penal? Pues mayor interés para el caso dado que nos enfrentamos a toda una socialidad delincuente en nuestro ámbito profesional más cercano. No quiero abusar del testimonio ajeno, pero invito a leer el mensaje de Escudero, con toda su displicencia incluida, a dicha luz. Estamos hechos a la impunidad. Cada cual que cargue con su conciencia si es que la tiene, lo que está comprobado que no es el caso del compañero Escudero ni de sus secuaces (no digo escuela pues hay personas capaces y decentes en ella). No sé por que en su mensaje se refiere al caso de una cátedra en Gerona sobre el que, además, miente. No tuvo que recordarme los méritos de un candidato porque, sencillamente, los desconocía a pesar de apadrinarlo. Tuve que indicarle lo que contenía un libro suyo procedente de su tesis doctoral, cuyo tribunal constaba oficialmente que había sido presidido… por Escudero. No es que no lo recordase; es que lo ignoraba, así como el resto del currículo de aquel candidato. No es esto raro en su trayectoria. Nunca ha necesitado informarse ni para apoyar ni para dejar de hacerlo. Presume ahora de haber leído el segundo ejercicio de Jesús cuando, de una parte, es su obligación y, de otra, su intervención oral demostró exactamente lo contrario. No por estar ausente he dejado de tener información de varias fuentes. Algunas veces que he querido traer a Escudero inútilmente al terreno de los méritos verificables, he comprobado que ni le suenan nombres de titulares con más de veinte años de investigaciones y publicaciones. Tampoco es que le importase la información que le facilitaba. Al fin y al cabo, el desconocimiento de causa es la mejor defensa contra la mala conciencia. Todo sumado, entiendo perfectamente que, al contrario de lo que tú demuestras, Escudero sea incapaz ni de sospecharla. La torpeza de su mensaje me divertiría si, a mayor abundamiento, no probase esto mismo. En fin, así estamos.
Con mis mejores deseos, cordialmente,
Bartolomé [Clavero Salvador].
Recibido el 28 de diciembre de 2016
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