Revista europea de historia de las ideas políticas y de las instituciones públicas


ISSN versión electrónica: 2174-0135
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Depósito Legal: MA 2135-2014

Presidente del C.R.: Antonio Ortega Carrillo de Albornoz
Director: Manuel J. Peláez
Editor: Juan Carlos Martínez Coll


Italia Maria Cannataro, L'America di José Marti. Razza e identità, Ediciones Rubbettino Università, Soveria Mannelli, 2010, 216 págs.

María Cristina Toledo Báez

ABSTRACT: La presente recensi�n se centra en una obra de Italia Maria Cannataro, docente de Historia de las Instituciones Pol�ticas en la Universidad de Messina (Sicilia). La obra que nos ocupa se organiza en torno a un objetivo claro expuesto por la autora: despojar a Jos� Mart� de la dial�ctica revolucionaria de tipo marxista que no guarda ninguna relaci�n con la realidad patente de su pensamiento y que, adem�s, es v�ctima del eslogan de la revoluci�n permanente. Asimismo, la autora se centra en el estudio de la raza y la identidad llevado a cabo por Mart� en Nuestra Am�rica y que se basa en la consideraci�n del mestizo que logra sobrepasar la distinci�n entre naciones, convirti�ndose en el elemento �nico y caracter�stico del nuevo continente. El americano, el hombre de �todas las razas� de Mart�, no es la representaci�n de la ausencia de las razas, sino la exaltaci�n de la mezcla que la anula y crea una nueva.

PALABRAS CLAVE: Italia Maria Cannataro, Jos� Mart�, Am�rica latina, Revoluci�n cubana, R�gimen castrista, Raza, Identidad.

�Traigo en el coraz�n las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos�. Con estas palabras, en 1953 se defend�a Fidel Castro en el juicio de Moncada arrop�ndose as� en el cubano Jos� Mart�; asimismo, con estas palabras comienza tambi�n L�America di Jos� Mart�. Razza e identit�.

La autora, Italia Maria Cannataro, docente de Historia de las Instituciones Pol�ticas en la Universidad de Messina (Sicilia), es especialista en Historia del Republicanismo y del Constitucionalismo. En lo que respecta a la figura del cubano Jos� Mart�, en 2001 Cannataro realiz� una estancia de un a�o de duraci�n en La Habana que le permiti� profundizar en el independentismo cubano, tem�tica sobre la cual ha publicado diversos libros y art�culos de investigaci�n.

La obra que nos ocupa, que consta de cinco cap�tulos, se organiza en torno a un objetivo claro expuesto por la autora con gran precisi�n en la introducci�n: despojar a Mart� de la dial�ctica revolucionaria de tipo marxista que no guarda ninguna relaci�n con la realidad patente de su pensamiento y que, adem�s, es v�ctima del eslogan de la revoluci�n permanente (p. 6). En esta l�nea, Cannataro se muestra contraria a que el r�gimen castrista canonizase a Mart� como h�roe m�rtir de la Cuba libre, lo privase de sus dimensiones ideol�gico-pol�ticas concretas y se recurriese a �l para mistificar el significado de la lucha por la independencia, la naturaleza de sus objetivos y la identificaci�n de sus enemigos (p. 5).

Personaje ecl�ctico, Mart� fue pol�tico, diplom�tico, periodista y poeta. Vivi� poco m�s de 40 a�os y muri� al inicio de una revoluci�n que �l mismo hab�a proyectado. Mart� no era ni soldado ni revolucionario, quiz�s no era ni el hombre de acci�n que �l mismo afirmaba ser: era el h�roe rom�ntico del siglo XIX. En �l tuvo cabida todo el bagaje cultural ideol�gico y pol�tico del siglo XIX: Rousseau, Fichte, Hegel, Krause, Mazzini, Spencer y Renan. Las reflexiones de Mart� son el reflejo de un siglo en el que los hombres se encuentran en una constante b�squeda de la libertad en todas sus formas.

A colaci�n de la revoluci�n cubana, Cannataro remite al sentido otorgado a la misma por parte de Mart�: �Justicia, igualdad del m�rito, respeto por el hombre, igualdad de los derechos; �sa es la revoluci�n�. En suma, ninguna revoluci�n socialista, ninguna reivindicaci�n proletaria. Mart� no asigna a la clase trabajadora ning�n rol fundamental en la transformaci�n de la sociedad cuyo ordenamiento clasista, basado en el m�rito, acepta. Su revoluci�n era una guerra de independencia nacional y no el tr�nsito hacia la dictadura del proletariado. El Manifiesto de Montecristo, con el cual Mart� anunciaba la inminente revoluci�n, m�s que una declaraci�n de guerra era un proyecto constitucional en potencia, una nueva perspectiva pol�tica en tiempos de paz para Cuba (p. 7).

En este orden de cosas, cabe apuntar que el objetivo central de Cannataro de derrocar al Mart� marxista viene aparejado de un estudio detallado de su vida y, sobre todo, de sus ideas pol�ticas. En el primer cap�tulo sobre Cuba y el Nuevo Mundo, la autora se centra en la infancia y la juventud del cubano y en el germen de su lucha pol�tica, la cual desde sus inicios abog� siempre por el independentismo dejando de lado las otras dos corrientes presentes en la por entonces colonia espa�ola: el reformismo y el anexionismo. En este primer cap�tulo, la autora nos adentra en dos conceptos de vital importancia y que incluso aparecen en el t�tulo del libro: nos referimos, claro est�, a la raza y a la identidad. En cuanto a la �ltima, Cannataro especifica que la b�squeda de la identidad continental fue la constante aspiraci�n del pol�tico latinoamericano durante todo el siglo XIX y, con este fin, se basaba en dos modelos con sus respectivas confrontaciones: Europa, que representaba la madre patria, y los Estados Unidos, que encarnaban el nuevo modelo democr�tico de referencia (p. 32).

Precisamente a la madre patria fue exiliado Mart� en 1871, donde, tal y como se relata en el segundo cap�tulo del libro, dos experiencias bien distintas (por un lado, la c�rcel y, por otro, la Universidad y la filosof�a krausista) le ofrecen dos visiones antit�ticas de la metr�poli: la visi�n de un pa�s colonizador y tir�nico y la visi�n de una comuni�n cultural con el pueblo espa�ol en particular y con el europeo en general. En este per�odo se form� en Mart� la convicci�n de ser parte de otra identidad en relaci�n con la espa�ola, esto es, su americanismo nace en Espa�a, en el momento en el que comprende que la conciencia nacional cubana era s�lo una parte de otra realidad, de la americana. Ser cubano era, antes que nada, ser americano (p. 44), de forma que va forjando as� su concepto de identidad.

En el cap�tulo tercero, Cannataro argumenta que la vuelta al continente americano, en concreto a M�xico, en 1875, supone un punto de inflexi�n en la comprensi�n de la dicotom�a Am�rica latina-Am�rica anglosajona y cuya soluci�n era, a juicio de Mart�, que Am�rica caminase con el positivista Spencer a un lado y el libertador Bol�var a otro. La experiencia mexicana le permite comprender la realidad latinoamericana y liberarse de la limitada dimensi�n de la relaci�n colonial entre Cuba y Espa�a. De aquella �poca en adelante, la expresi�n de la identidad latinoamericana represent� la clave metodol�gica y te�rica que explica tanto el programa revolucionario como la actividad martiana durante los a�os finales de su vida (p. 81). Asimismo, la experiencia americana entronca tambi�n con su exilio en Nueva York en 1880, abordado en el cap�tulo cuarto, �poca en la que el liberalismo de Mart� se parece m�s al de Hegel que al de Spencer o al de los trascendentalistas.

El cap�tulo quinto, dedicado a la �ltima parte de la vida de Mart�, se centra en los dos conceptos fundamentales de nuestro an�lisis, es decir, la raza y la identidad, tratados al detalle en su ensayo Nuestra Am�rica. Este escrito, paradigma del modernismo y que sali� a la luz en 1891, representa el punto �lgido de la protesta y del an�lisis martiano sobre las transformaciones hist�ricas y culturales a las que estaba asistiendo. La identidad latinoamericana propuesta por Mart� en Nuestra Am�rica implicaba la reformulaci�n de la raza nueva a la que se hab�a referido Bol�var, ya que se basa en la consideraci�n del mestizo que logra sobrepasar la distinci�n entre naciones, convirti�ndose en el elemento �nico y caracter�stico del nuevo continente. El americano, el hombre de �todas las razas� de Mart�, no es la representaci�n de la ausencia de las razas, sino la exaltaci�n de la mezcla que la anula y crea una nueva (p. 185).

En definitiva, estamos ante un trabajo minucioso que muestra una visi�n menos propagandista y m�s real de la biograf�a y, sobre todo, de las ideas pol�ticas de Jos� Mart�. Cannataro profundiza de una forma claramente objetiva en todo el bagaje ideol�gico-pol�tico del h�roe del r�gimen castrista que, parad�jicamente, es tambi�n h�roe para los cubanos de Estados Unidos que viven lejos de su pa�s, sin su patria. [Recibido el 30 de enero de 2011].



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