Revista Crítica de Historia de las Relaciones Laborales y de la Política Social


ISSN versión electrónica: 2173-0822


El catolicismo social conservador: Eduardo Sanz y Escartín. José Luis Monereo Pérez

Elena Sáez Arjona

El autor del presente libro, José Luis Monereo Pérez, Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Granada, acomete un riguroso estudio centrado en la representación que en España tuvo el movimiento católico social conservador y la labor desempeñada por quien fue uno de sus principales exponentes Eduardo Sanz y Escartín (1855-1939). Tras una breve incursión en la vida del Conde de Lizárraga en páginas introductorias, el autor aborda con calma y precisión, atendiendo a los fundamentos de la cuestión social, el catolicismo social emergente tras la publicación de la Encíclica Rerum Novarum y su acogida durante el periodo de la Restauración. El autor nos descubre así la importante contribución de Sanz y Escartín al proceso de reforma social en el decenio de 1890-1900 en España, periodo histórico de cambio cultural e intelectual, representado por la crisis del Estado de Derecho liberal y el rechazo al positivismo; destacando desde su formación neoescolástica, el impulso dado al primer catolicismo social, llevando a cabo junto a otras personalidades, la recepción católico-conservadora de la Encíclica Rerum Novarum en España y aportándonos una obra tan brillante como El Estado y la reforma social.

Por otra parte, el profesor Monereo Pérez explica cómo la crisis política e ideológica del liberalismo individualista acentuaría el carácter refractario de Sanz y Escartín a las formas del capitalismo liberal más abstencionista, apoyando, en consecuencia, un intervencionismo moderado del Estado como complemento de la acción individual y llegando a propugnar desde la doctrina del catolicismo social la idea de moralización económica. Mostrándose por otra parte contrario a la laicidad del Estado, y a tantas otras representaciones provenientes del racionalismo ilustrado.

Desde esta óptica, el autor delimita con precisión la clave de la teoría de la cuestión social defendida por Sanz y Escartín, señalando que aquella residía en la concepción esencialmente orgánica de la sociedad y del Estado, defendida reiteradamente por la doctrina social de la Iglesia Católica y así como por León XIII, también él hallaba el fundamento de las leyes sociales en la Religión Católica. Por consiguiente, sobre la base de este corporativismo organicista contrapuesto a los presupuestos individualistas y socialistas, es pertinente poner de manifiesto la formulación expresada por Sanz y Escartín de un orden social corrector del antagonismo de clases encaminado a la colaboración entre trabajadores y empresarios. No obstante, el autor añade un particular énfasis en «que la idea del corporativismo político-social y de la democracia orgánica fue también defendida desde un amplio espectro de teoría e ideologías, que van desde el catolicismo social hasta las direcciones del socialismo democrático-reformista, pasando por el liberalismo social» (p. 57).

En un mismo orden de cosas, en páginas centrales del segundo capítulo, se analiza como desde las distintas ideologías de pensamiento crítico (doctrina social de la iglesia, catolicismo social, Escuela histórica del Derecho), y en la lógica de la reconstrucción orgánica de la sociedad defendida por Sanz y Escartín, se reprochó duramente la teoría formalista del contrato de trabajo porque adolecía de una ausencia de elementos fundamentalmente organizativos y asociativos que configurasen la idea de empresa como una comunidad de personas. Del mismo modo, es harto significativa para el lector la posición de aquél, respecto del acuciante problema que aquejaba a la sociedad, porque, como hombre conservador, pero ávido de reformas graduales para mejorar la condición de los trabajadores, se amparaba en el orden existente preocupado de no afectar en lo fundamental la identidad social preexistente, ya que en la idea del catolicismo de tipo conservador, el cambio era identificado con revolución.

Correlativamente, la presente obra, hace notar en la dialéctica de las concepciones individualistas y socialistas ante la cuestión social, que tanto el ideario católico-conservador reformista del siglo XX (al que pertenecía Sanz y Escartín) como la doctrina social de la Iglesia respectivamente, legitimarían en puridad, la institución de la propiedad privada como derecho natural por excelencia, reconociéndole las distintas Encíclicas, no obstante, su carácter de función social.

El autor concluye la parte vertebradora del libro, reflexionando en términos de conjunto sobre la personalidad de Sanz y Escartín, sobre su pensamiento reformista-conservador situado en la línea política de Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897), y por ende insertado en la lógica político-social y jurídica de la Restauración.

Mención aparte merece, en el tercer y cuarto capítulo respectivamente, el papel que otorgó la política del reformismo social católico conservador al Estado y a las asociaciones y corporaciones profesionales en la búsqueda de soluciones a la cuestión social. El autor, en la lógica del reformismo social católico de la época, nos apercibe del impulso de construcción de un Estado Social, destacando tanto la fundamentación político jurídica de la creación de una legislación social en la forma de Derecho del Trabajo, como la construcción de un sistema de seguros sociales, donde reconoce la figura de José Maluquer Salvador (1863-1931) como fundador de la previsión social, junto a la contribución, de manera significativa, de la “Escuela de la Reforma Social” de Pierre-Guillaume-Frédéric Le Play en la corriente del catolicismo social español.

En los dos últimos apartados del libro se tratan cuestiones relacionadas con los avances técnicos y la reforma agraria, de indudable relevancia ésta última en nuestro país, examinándose la posición de Eduardo Sanz y Escartín en su defensa por extender la propiedad privada individual en el campo español como solución a la cuestión social agraria.

Debemos concluir agradeciendo el brillante estudio llevado a cabo por el profesor Monereo Pérez, el rico contenido de la obra caracterizado por sus 536 notas a pie de página útiles e impecables, muestra del profundo conocimiento y con una cuidada y completa bibliografía, incluye tanto fuentes primarias como fuentes secundarias, junto a un anexo de referencia con dos notables Encíclicas Sociales. Mucho le debe, en España, la historia de la Ciencia jurídica a José Luis Monereo Pérez, y son pocos los que se lo reconocen. [Recibida el 15 de diciembre de 2010].



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