Revista europea de historia de las ideas políticas y de las instituciones públicas
ISSN versión electrónica: 2174-0135
ISSN versión impresa: 2386-6926
Depósito Legal: MA 2135-2014
Presidente del C.R.: Antonio Ortega Carrillo de Albornoz
Director: Manuel J. Peláez
Editor: Juan Carlos Martínez Coll
REFLEXIONES CON OCASIÓN DEL ACTO DE GRADUACIÓN DE LA XXXIª PROMOCIÓN DE LA LICENCIATURA EN DERECHO Y EL FINAL DE LA LICENCIATURA EN DERECHO. TREINTA Y CUATRO AÑOS AL SERVICIO DE LA DOCENCIA Y DE LA CIENCIA JURÍDICA EN MÁLAGA
Manuel J. PELÁEZ
Luis ROMERO
Resumen: Acto de graduación de la Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga de la última promoción de la Licenciatura en Derecho, tras 34 años de enseñanza reglada conforme al plan de 1953 (corregido levemente con las modificaciones de 1956, 1970 y 1974), aprobado en Málaga en 1984, a pesar de estar vigente desde 1980. Se recordó a algunos profesores que impartieron sus primeras enseñanzas en la primigenia sede de la Facultad (la actual, pensada como definitiva, es la cuarta en la que se han dado clases). Ha habido alumnos que han terminado la Licenciatura en cuatro años como Cristóbal González, que finalizó la última asignatura en la Universidad Complutense con tribunal y con Sobresaliente, ostentando un total de 7 licenciaturas en su haber, pero no alcanzó el record Guiness (pese a que se apresuró a filtrarlo a los medios de comunicación), pues había un celebérrimo zaragozano con 11 títulos universitarios en su haber. Otros han tardado cinco cursos académicos, algunos han superado la veintena de años en terminar la carrera, pero la media en datos que nos facilitó Alejandro Rodríguez Carrión, cuatro veces elegido democráticamente decano de la institución, era de 7 años y cuatro meses en dar por terminados los estudios universitarios de la Licenciatura de Derecho en Málaga. Presencia animante en el acto de la rectora de la Universidad Adelaida de la Calle y entusiasta del decano Juan José Hinojosa. El discurso de la lección magistral de José Calvo, como suele hacerlos él, se situó en el tercer grado de abstracción, y además sembrado de citas clásicas griegas y latinas, muy coherente, muy serio, demasiado elevado para un acto de este calibre, a veces poco comprensible, propio de un σοφώτερος, como es él. La Licenciatura en Derecho de cinco años, que ha terminado su docencia y discencia, es infinitamente más seria que el Grado en Derecho, que ha supuesto un notable retroceso. Los italianos han creado por la especificidad y enorme carga conceptual de la carrera de Jurisprudencia en Italia (territorio donde se inventó el Derecho) la Laurea magistrale en 5 años (que incorpora el título de master).
Palabras clave: Adelaida de la Calle, Jos� Mar�a Mart�n Delgado, Juan Jos� Hinojosa, Juan Antonio Robles Garz�n, Ana Ca�izares, Jos� Calvo Gonz�lez, Cristina Pastor Prat, Narciso Gal�n Rosa, Amelia Subirats Contreras, Jos� Antonio M�rmol Zumaquero, Mar�a Isabel Morales G�lvez, Bruno Rodr�guez-Rosado y Mart�nez-Echevarr�a, Luis Romero, Francisco Jos� Mu�oz Beltr�, Mar�a del Carmen Soler S�nchez, Francisco Javier Gonz�lez Delgado, Luis Corpas Pastor, Alejandro Rodr�guez Carri�n, Adolfo Aurioles, Leo Nikolayevich Tolstoy, Santos G. Agrela P�ez, Gonzalo Almir�n Garc�a, Miguel Salcedo, Antonio Rold�n B�ez.
Se ha celebrado en Málaga con la presencia de más de mil ochocientas personas que asistían desde diversos ámbitos y lugares de la Facultad al acontecimiento del final de la docencia de la Licenciatura en Derecho. El alumno más brillante de la primera promoción Luis Romero procedió a leer un discurso indicativo de como había ido evolucionando la Facultad de Derecho en los cinco cursos en los que se produjo su tránsito por la misma, recordando entre otros a Antonio Ortega Carrillo de Albornoz y a Alejandro Rodríguez Carrión. La lección magistral, elevadísima de contenido, fue leída por José Calvo González, con textos griegos, latinos y fuentes de información internacionales. Calvo González es el mayor especialista que hay en España en Derecho y Literatura, y especialmente, en el momento presente, en la obra literaria, moral y política del conde Leo Nikolayevich Tolstoy (1828-1910), aunque también se ha ocupado de Maksimovich Peshkov, Gorky (1868-1936). Creo que a Calvo se le puede aplicar lo que dijo un clásico griego: οἱ ποιηταἱ διαλεγομένους τοὐς θεοὐς πιοῡσι πρὸς τοὺς ἀνθρὠπους. En cualquier caso el texto al completo de J. Calvo se publica en páginas que ateceden a la presente noticia, dentro de esta misma sede.
Tres alumnos de la última promoción escenificaron unos textos en clave de humor y adaptados al momento anímico y movidos por la presencia cercana de familiares y amigos. Santos G. Agrela Páez, Gonzalo Almirón García y Miguel Salcedo leyeron discursos, de los que seleccionamos cinco afirmaciones de las que se hicieron allí que vemos oportunas por su interés:
1ª) «Hace algunos años que dejamos atrás los libros llenos de fotos, dibujos y cuadros donde se destacaba lo más importante del tema, y hace solo unos días que hemos dejado los manuales que durante los últimos años nos han acompañado, en los que el color y el diseño atractivo acababa, si es que alguno lo tenía, en la portada del mismo. Hemos de decir que los comienzos no fueron buenos. El plan Bolonia nos pisaba los talones y en vez de mimarnos y tratarnos como los últimos de un modelo educativo, pasaron a llamarnos “los del Plan a extinguir”, cuando, de verdad, preferimos que nos digan licenciados. Rápidamente nos dimos cuenta de que esto no era el colegio. La diversidad de personas, el movimiento y la libertad de cumplir o no con la responsabilidad de ir a clase, se nos había concedido sin ni siquiera habernos dado cuenta. Las clases pasaban de ser de una treintena de personas a superar ampliamente el centenar, salvo el grupo piloto, ese espejismo que para nosotros duró un año. Pero recordemos que al fin y al cabo éramos “el Plan a extinguir”».
2ª) «Dicen que son los cambios los que hacen que las personas maduren, evolucionen y crezcan. Pues bien, sin duda con el comienzo de la Universidad vivimos un gran cambio, como mínimo parecido al que vivimos en 2014, en el que de manera formal, como tanto nos gusta a los juristas, cerramos un ciclo para abrir otro».
3ª) «Al pensar en discursos, textos y exposiciones en general, no podemos olvidarnos de nuestros queridos autores de manuales, aunque… Hoy no citaremos a ninguno de esos grandes autores jurídicos que nos han hecho llegar hasta aquí, hoy hablaremos de nosotros, pues somos los protagonistas de esta historia que hoy termina, sin dejar por ello de darle las gracias a esas eminencias, que han trabajado tanto para plasmar en libros los conocimientos que hoy nos hacen juristas, aunque sin duda los bosques les estarán poco agradecidos después de tanto papel usado».
4ª) «Sobre nosotros recae una responsabilidad y más que la que todos sabemos del 23 o el 31 LEC como abogado o procurador, como jueces, magistrados o registradores, etc., hemos ser conscientes de que nuestra sociedad necesita profesionales de verdad que en cualquier lugar que puedan encontrarse desempeñando el papel que sea vayan en contra de la corrupción que cada día está más latente en las instituciones y clase política de nuestro país; del enchufismo sea cual sea el ámbito. Y como sobre nosotros recae esa responsabilidad, entre otras muchas también hemos de saber que el hecho de que las cosas siempre sean así no quiere decir que tengan que ser así y, por tanto, nos corresponde impulsar un cambio beneficioso para nuestra sociedad y cómo podría ser, sino fuera haciéndonos oir en nuestro ámbito hasta hoy como estudiantes, exhortando a los responsables a que nos escuchen y se puedan acabar o al menos modificar algunas situaciones como: 1) para alumnos que se pasan de listos, mediante la colocación de inhibidores de frecuencia durante los exámenes, porque ni los profesores son policías ni los alumnos somos confidentes; 2) que, por trámites a nivel institucional, y me refiero a nivel autonómico, no nos veamos a mitad de curso privados de magníficos docentes que realizan su labor por vocación; 3) que se escriban manuales de fácil comprensión, mejores que otros escritos por eminencias del Derecho que, a nivel didáctico, dejan mucho que desear».
5ª) «Tras cinco años estudiando Derecho, hemos llegado a la conclusión de que esta facultad tiene mal puesto el nombre: Derecho. Creo que, después de haber leído códigos, manuales, doctrina, jurisprudencia y los apuntes de más de un compañero o compañera habilidosa, con grandes dotes de taquigrafía y síntesis, esta facultad debería llamarse Derecho y Traducción. La razón es que llevamos cinco años estudiando sin saberlo un idioma que se llama el Leganés, cuya principal característica por la cual los políticos nos están muy agradecidos, es que no se puede decir mucho sin decir nada y si decimos algo, es de manera que nadie se entere. Un ejemplo claro de ello es utilizar la doble negativa en una materia ya de por sí densa, más aún si se trata de preparar un examen con el calor que suele acompañar al mes de junio en Málaga, utilizando el bonito juego de plabaras “no son sino”, cuando simplemente podrían decir “son”. Como comentamos, después de cinco años, alguna secuela nos tiene que quedar, y es que nos gusta abusar de los tecnicismos, palabras que se han incluido en nuestro vocabulario como cotidianas cuando en primero de carrera pensábamos que sólo las veríamos en leyes. Palabras que dificultan la comprensión de aquellos que son ajenos al mundo del Derecho, pero que están llenas de significado, y no nos engañemos, otras que simplemente sirven para darle empaque a construcciones sintácticas que podrían ser mucho más sencillas. El truco está en escribir las oraciones de la forma más compleja posible, casi siempre subordinadas, y si el resultado no es satisfactorio, siempre podremos poner el latinajo de turno, que obviamente aumenta el caché».
Leyeron igualmente unos papeles José María Martín Delgado, Juan José Hinojosa y la rectora Adelaida de la Calle. No hemos podido tener acceso a esos textos. El del exrector Martín Delgado nos consta que hizo referencia a las Ordenanzas militares de Carlos III. Sí tuvimos oportunidad de oir a Juan Antonio Robles Garzón quien hizo un conjunto de reflexiones sobre un texto clásico por antonomasia de Domitius Ulpianus, glosándolo, quizás el fragmento de sus escritos más comentado en los últimos mil cuatrocientos años de los 2462 textos incorporados al Digesto del singular jurista y prefecto del pretorio, que por supuesto murió asesinado. José Luis Monereo nos recordaba “la jaula de hierro” de Max Weber, que algo tiene que ver con el alterum non laedere de Ulpiano, glosado avec langue dorée por el Dr. Robles en esta oportunidad. Su intervención será recordada por hacerla completamente de memoria, como también actuó cuando fue distinguido con la medalla de San Raimundo de Peñafort, en un acto repleto de público en la propia Facultad de Leyes de Málaga, con un discurso no florido, pero sí sólido, en el que puso de relieve τὸ πείθεσθι τοἷς νόμοις.
Se hizo una entrega de becas y se recordó el magnífico plantel del personal de administración y servicios con que cuenta la Facultad. Tiempo después el alumno con el mejor expediente de la Licenciatura y grado en Derecho de este curso académico 2013-2014, Luis Corpas Pastor, ya licenciado en otras materias, con varios master, y doctor, fue premiado por la Fundación de la Universidad de Málaga.
El acto se acompañó de una escenificación sonora y lumínica como no se había visto hasta entonces en la Facultad de Leyes malagueña. Una oportunidad en la que, de nuevo, quedó de relieve el buenhacer del decano de la Facultad de Derecho, el doctor Hinojosa, pero sobre todo de su vicedecano de Estudiantes, de Asuntos Económicos e Infraestructuras, Antonio Roldán, que estuvo planificando hasta sus últimos detalles, durante horas y horas, la organización del evento. Labor discreta la de A. Roldán, pero eficaz en extremo, la antítesis de un cagalaollas.
TEXTO DEL DISCURSO DE LUIS ROMERO
Saludos a autoridades y público
Estimados compañeros que os licenciáis el día de hoy, comparezco aquí como integrante de la primera promoción de esta Facultad (promoción 1979-1984), también conocida –me entero hoy sin poder evitar una sonrisa– como promoción 0.
Efectivamente han pasado treinta años, y ni siquiera puedo decir que en aquel tiempo yo ocupaba vuestro sitio, sencillamente porque esta Facultad no existía. Empezamos aquel curso en la cercana Facultad de Medicina, en el mes de enero, donde nuestra mayor preocupación era no tropezarnos con la sala de descuartizamiento o disección de cadáveres, y donde nos convertimos en los primeros “ninis”: no teníamos ni biblioteca, ni departamentos, ni libros, ni tutorías, ni horas de consulta, ni campus (más bien “campo”) y ni siquiera tuvimos novatadas propias de la época porque no había ningún estudiante veterano para hacerlas; los cuatro heroicos profesores que nos daban clase venían en taxi desde Granada y cada día dedicábamos las cuatro horas completas a la misma asignatura. Es de justicia un emocionado recuerdo para aquellos primeros espadas de la docencia –algunos ya no están entre nosotros– por su esfuerzo y dedicación, los profesores José F. Lorca Navarrete (1944-2000) (impartió la primera clase de la primera promoción), Juan José Ruiz-Rico López-Lendínez (1947-1993), Pérez Benavides, Antonio Ortega Carrillo de Albornoz, y el profesor Antonio Pérez de la Cruz Blanco (1943-2009) que fue Decano-Comisario. Realmente, aquello fue una aventura a caballo entre la realidad virtual y una pelicula de Harry Poter.
El segundo año nos instalamos en un colegio mayor en el Palo, donde dábamos clase en lo que había sido la iglesia o la capilla, y donde toma las riendas como Decano el profesor José María Martín Delgado, maestro de quien hoy es vuestro Decano el profesor Juan José Hinojosa. Ya teníamos pequeños departamentos de algunas asignaturas con cuatro o cinco libros, e incluso una cooperativa de apuntes sin medios pero que surtía de los correspondientes folios que manchaban las manos de tinta verde al resto de la clase, pero el verdadero centro neurálgico estaba externalizado, en un alarde de modernidad futurista, y era el NILO, el bar de enfrente donde se daban los últimos repasos y se tomaban las decisiones importantes (por ejemplo terminar con algún novio o novia –en nuestra época las “las parejas” eran de los naipes o de la Guardia Civil– una vez se tenía asegurado el pertinente repuesto. Y en aquel barrio tan malagueño terminamos nuestros estudios la primera promoción y bastantes promociones posteriores.
Nosotros empezamos a trabajar aporreando máquinas de escribir y haciendo copias con papel carbón, todos los teléfonos tenían su correspondiente cable, las únicas arrobas que conocíamos eran las que colgaban de los árboles, y todas las tabletas eran de chocolate. A pesar de todo ello, aquella promoción ha dado ilustres juristas: abogados, jueces, fiscales, secretarios, letrados de distintas Instituciones y Organismos Públicos y privados, y prestigiosos docentes compañeros de promoción que os han dado clase, como los profesores Juan Muñoz, Diego Vera o Javier Pastor. Recordad siempre que todas las profesiones jurídicas son absolutamente admirables y respetables, todas complementarias y necesarias.
Esta pequeña historia de personas y eventos que seguramente desconocéis son los primeros cimientos invisibles de esta gran facultad que vosotros habéis disfrutado.
Alguna cosas han cambiado, pero a veces son sólo cambios de nombre, nosotros léiamos tebeos y vosotros comics, hacíamos negocios y vosotros business, nosotros corríamos por el parque y vosotros hacéis running o Traking o footing o un montón de cosas que terminan en “ing”; nosotros debatíamos y vosotros tenéis tormentas de ideas, teníamos inconvenientes y vosotros handicaps, teníamos sentimientos y vosotros feelings, nos comunicábamos y vosotros wasapeais (con perdón del término).
Y además todos hemos tenido a nuestro lado mientras estudiábamos a nuestros padres, madres, familiares y otros allegados sentimentales que merecen también vivir como suyo el premio de esta graduación, y que –no olvidéis nunca– serán siempre los mejores “coaching” de vuestra vida en todos los aspectos.
El mundo de lo jurídico tampoco ha cambiado tanto, y os puedo asegurar que estáis preparados para ser los nuevos protagonistas. Tenéis una envidiable formación jurídica transmitida por magníficos profesores de una Facultad joven, dinámica y reconocida; puedo además comprobarlo todos los años cuando tengo la oportunidad de impartir algunas clases en el Máster de la Abogacía que cada año organizan la Facultad de Derecho y el Ilustre Colegio de Abogados de Málaga, donde seguramente volveré a encontrarme con algunos de vosotros. No os preocupéis por tener ahora vuestra cabeza llena de artículos que pretender sobrevivir cada día al olvido chocando unos contra otros, con el tiempo y el rodaje todo tendrá su orden, y el jurista irá desplazando al estudiante.
Sólo se me ocurre ahora por si os resulta útil para vuestro futuro, recordaros las tres claves en que, en mi opinión, deberá descansar a partir de ahora vuestro camino profesional:
I) Ilusión: Porque es el motor que mueve el mundo, en cualquier forma que lo concibáis: como pasión, como ambición, como adicción al deber cumplido.
II) Trabajo: Porque nos permite hacer realidad nuestras ilusiones. La gran mayoría sois jóvenes, y eso es invencible (sólo cuando ya es tarde se comprende aquello de “juventud, divino tesoro”). Ya veréis como no hay abogado más correoso para el veterano que el abogado joven que ha preparado un caso con esfuerzo e ilusión.
III) Honestidad: para que la ilusión y el trabajo nos lleven a las metas correctas, y será de gran ayuda para ello poner en práctica siempre la educación en valores de vuestros profesores, vuestros padres y familiares. Y recordad siempre que la práctica de la honestidad tiene dos pasos, saber cuál es el camino correcto, y seguir por él; no hace falta llamar vuestra atención sobre el hecho de que cómo el olvido de esto último está generando en nuestra sociedad despreciables disfunciones de las que diariamente tenemos noticia.
Creo además que os necesitamos, que la sociedad os necesita, que hacen falta juristas nuevos, ilusionados, trabajadores y honestos, porque hemos avanzado mucho en estos años, pero también se nos ha ido la mano en algunas cosas y hay mucho trabajo por hacer. Los tiempos están cambiando, nosotros representábamos la era de la Constitución del 78, y vosotros tenéis la obligación de ayudar a construir o reconstruir la sociedad que nos garantice nuevas décadas de paz y progreso con las nuevas reglas de juego que tenéis que ayudar a establecer.
Y aprovechando la actualidad del mundial de futbol, os recuerdo que habéis tenido los mejores entrenadores, que estáis en la Champion League, que ya habéis calentado en la banda, y el cuarto árbitro ha levantado el marcador electrónico con vuestro número, así que, a jugar y a meter muchos goles.
Muchas gracias por vuestra atención y mucha suerte. [Recibido el 30 de septiembre de 2014].
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