Revista europea de historia de las ideas políticas y de las instituciones públicas
ISSN versión electrónica: 2174-0135
ISSN versión impresa: 2386-6926
Depósito Legal: MA 2135-2014
Presidente del C.R.: Antonio Ortega Carrillo de Albornoz
Director: Manuel J. Peláez
Editor: Juan Carlos Martínez Coll
KAFKA & CARPENTIER. DEL OJO DE LA LEY DESDE UNA VENTANA TRIANGULAR (RELATO DE LA PRAGA MÁGICA)
José CALVO GONZÁLEZ
Resumen: El texto aprovecha en unas líneas del escritor franco-cubano Alejo Carpentier sobre una presunta ventana triangular desde donde viera el joven Kafka para hipotetizar, con pretensión de relato mágico –si no fantástico– otra supuesta y más allá –sucesiva (también como diferida) – ventana en que asoma el Ojo de la Ley.
Abstract: The text takes advantage of some lines of French-Cuban writer Alejo Carpentier on a presumed triangular window from where young Kafka saw to hypothesize, with the pretense of a magical story –if not fantastic– another supposed and beyond –successive (also as a deferred)– window in which the Eye of the Law.
Palabras clave: Franz Kafka (1883-1924), Alejo Carpentier (1914-1982), Arte y Derecho, Derecho y Literatura, Ley, Literatura y Arte, El Ojo de la Ley, Praga, Una ventana triangular
Keywords: Franz Kafka (1883-1924), Alejo Carpentier (1914-1982), A triangular window, Art and Law, Law, Law and Literature, Literature and Art, Holy Trinity, Prague, The Eye of the Law
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
José Calvo González (2018): «KAFKA & CARPENTIER. DEL OJO DE LA LEY DESDE UNA VENTANA TRIANGULAR (RELATO DE LA PRAGA MÁGICA)», en Revista europea de historia de las ideas políticas y de las instituciones públicas, n. 12 (agosto-septiembre de 2018).
Franz Kafka, Der Proceß (1925)
Un fragmento 'De lo real maravilloso americano', de Alejo Carpentier (1914-1982), incluido en Tientos y Diferencias y que pretende ofrecer argumento donde secundar “la más estupenda sensación de una atmósfera praguense vivida en sus misterios y posibilidades”, dice del siguiente modo:
Cuando en su Diario dice (en 1911) que se encuentra conmovido por una visión de escaleras situadas a la derecha del puente Cech, recibe "por una pequeña ventana triangular" (sólo en aquella ciudad asimétrica, donde se conjugan todas las ocurrencias de una arquitectura fantástica, puede haber una ventana triangular) toda la gracia y la vigencia barroca de las escalinatas que ascienden hacia la ilustre ventana de la Defenestración…1. |
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Alejo Carpentier (1914-1982)
La referencia conduce al día 28 de octubre de 1911, en cuyo Diario Kafka escribió:
La visión de una escalera me impresiona hoy muchísimo. Ya muy de mañana, y varias veces desde entonces, me alegró ver desde mi ventana el fragmento triangular de la baranda de piedra de la escalera que, a la derecha del Puente Checo, baja hasta el nivel del muelle. Muy empinada, como si sólo ofreciera una rápida indicación. Y ahora, al otro lado del río, veo sobre el talud una escalerilla que conduce al agua. Siempre ha estado allí, pero sólo en otoño e invierno, con la retirada de la escuela de natación que la oculta, queda al descubierto, y allí se une al juego de las perspectivas, en la verde hierba oscura bajo los árboles pardos2. |
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Kafka, ca. 1911-1912
No se requiere preciso plano de Praga y bien magnetizada brújula para orientarse con mejor norte que lo hizo Carpentier. El Čechův most y la escalerilla que a su al lado derecho, próxima a la antigua Escuela Civil de Natación, desciende hasta las aguas del Moldava, donde Kafka y su amigo Max Brod practicaban la natación y el remo –en el bote que el escritor bautizara como Seelentränker (Bebedor de Almas)–3, en absoluto se encuentran mínimamente próximas a la Torre de la Defenestración –ahora Novoměstská radnice (Ayuntamiento Nuevo)– adosada ésta a las edificaciones del dominante Hradcany (Castillo), en Nové Město (Cuidad Nueva), y desde cuya ventana más elevada arrojaron un 23 de mayo de 1618, memorable fecha de la Tercera Defenestración, a los emisarios católicos del Emperador –Jaroslav Borzita z Martinitz (1582-1649) y Vilémem Slavatou z Chlumu a Košumberka (1572-1652), al que siguió, sin casi solución de continuidad, su secretario Filip Fabricius (1570-1631). De modo que dicha torre no es realmente visible, y la escalinata ascendente apenas sólo en proyección de ángulo muy difícil, ya sea a través de ventana triangular –si es que existió alguna de con ese perfil– o de cualquiera otra geometría.
Čechův most
Věž defenestrace. Novoměstská radnice
Václav Brožik (1851-1901). Defenestrace pražská, 1618 (1889)
Pero es cierto, sin embargo, que Kafka sentía una peculiar atracción hacia las ventanas4, y que a través de muchas de ellas es posible, en efecto, percibir –como bien sostuvo Carpentier– la "atmósfera praguense vivida en sus misterios y posibilidades". Así, por ejemplo, creo que una vez la mirada kafkiana sugirió la eventual visión desde una lucerna en forma triangular, aunque ésta no fuera, en realidad, una ventana.
Para desarrollar la figuración de una contingible ‘ventana triangular’ es necesario probar su hipotética localización. Arquitectónicamente una ventana de tales características puede muy bien ser parte de las luces y vanos de un desván o un ático buhardilla. En la visita que K. y su tío hacen al domicilio-bufete del abogado Huld –que supondremos Herr Dr.– el primero alcanza una convicción que guardó para sí. En concreto: ¿Pero usted trabaja en el juzgado del Palacio de Justicia o en el del ático?5 En la aventura procesal de Josef, el capítulo menciona, por añadidura, una mirilla a la puerta del inmueble desde la que un ojo observa a la llegada de la visita.
Tenemos, pues, una factible ventana triangular apropiada a la disposición espacial de un edificio judicial abuhardillado, y un ojo que inquisitorialmente observa, a través de la rejilla –un punto de vista privilegiado– a quienes esperan del otro lado de la puerta. Siempre hay una espera ante la Ley, o delante de sus representantes; siempre se está ad portas legis, mas también ante portas. Previamente, no obstante, existe en ese mismo capítulo una observación por parte de K., todavía hallándose en su oficina al momento de la llegada de su intranquilo tío, también relacionada con una ventana –las ventanas, queda dicho, abundan en toda la novela– y su situación procesal. A preguntas del tío, muy intranquilo, sobre lo que había llegado a sus oídos, sucede lo siguiente:
K. callaba, sabía lo que iba a venir a continuación, pero, relajado como estaba por haberse liberado de pronto del agotador trabajo, prefirió abandonarse antes a una agradable lasitud, y miró la calle de enfrente a través de la ventana, aunque desde su asiento sólo se veía un pequeño espacio triangular, un trozo de fachada vacía entre dos escaparates. «¡Estás mirando por la ventana!», gritó el tío con los brazos alzados al cielo. «¡Por amor de Dios, Josef, respóndeme! ¿Es cierto? ¿Puede ser cierto?» 6 |
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La "pequeña esquina" se compadece con una ‘sección triangular’, y si aplicamos a dicha locución una sinécdoque, entonces el entendimiento simultáneo –que eso significa este recurso literario– hace que la ventana se triangule. En tal caso, empleando igualmente ese mismo tropo, ¿podría entonces ser esta ventana como aquella triangular que Carpentier reescribe, para la visión de escaleras situadas a la derecha del puente Cech que ascienden hacia la ilustre ventana de la Defenestración, desde lo escrito por Kafka como fragmento triangular de la baranda de piedra abierto a la escalera que, a la derecha del Puente Checo, baja hasta el nivel del muelle? Pues bien, pudiera ser; o de igual forma, y más llanamente, bien pudiera ser.
Pero, pienso, no es lo importante averiguar la ventana triangular desde la que K. observa. Lo que interesa es quién observaba a K. –y qué ventana observó Kafka– desde una ventana cuya geometría habrá de ser triangular.
La respuesta a ambos dilemas –de los que Alejo Carpentier es principal responsable y esta página únicamente ocasional– se encuentra adelantada a la situación que aquel mismo capítulo nos narra. Está en el siguiente pasaje:
K. se adentró en la calle, despacio, como si aún tuviera tiempo o como si lo estuviese observando desde alguna ventana el juez instructor y supiese por lo tanto que K. había llegado7. |
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La situación se desarrolla, en consecuencia, como si un juez del Palacio de Justicia –apenas un juez de instrucción– le observara a través de una ventana, sabiendo quizá desde siempre que otro juez, uno aplazado y superior perteneciente al Tribunal de ático, ya aguarda a K. en ulterior comparecencia, visto desde una ventana aún más dominante. Si la ventana de ese diferente Tribunal fuera triangular y K. se moviera lentamente por una calle escalonada camino de su defenestración, entonces tal ventana sería semejante a un Delta luminoso.
En la ruta de todo flâneur amante de la Praga barroca ha de figurar, inexcusable, el paso ante la Columna de la Santísima Trinidad (Sloupu Nejsvětější Trojice), formada por el grupo escultórico trinitario –o sea, del Dios trino, de las tres personas en una sola, del Triángulo– y, más por debajo, la imagen de la Virgen María y estatuaria de los santos patrones checos (sv. Václava, sv. Ludmily, sv. Prokopa, sv. Jana Nepomuckého a sv. Vojtěcha), fábrica toda ella –entre 1713 y 1715– del maestro local Jana Oldřicha Mayera (1666-1721) y el austriaco Ferdinand Geiger (1665-?), que después, tras la hambruna de 1772, se completó, al pie de monumento, con decorativas figuras de putti – amorcillos o ángeles-niños– y otros adornos menores, autoría checo-austriaco Ignác František Platzer (1717-1787).
Aquella Columna –un obelisco de 7.75 m. de altura, con 7.18 m. en su fuste principal, y remate en pirámide de 0.57 m.– es también llamada de la Peste o Columna de la Plaga, pues como tal fue erigida el año 1717 por el cantero de la corte František Volf Herstorfer sobre diseño del arquitecto lombardo Giovanni Battista Alliprandi (1665-1720), y se encuentra situada en Malostranském náměstí (Plaza de la Ciudad pequeña o Plaza del Barrio Pequeño) de la Staré Město (Ciudad Vieja), frente a la Iglesia de San Nicolás (Chrám Sv. Mikuláše) ... la misma iglesia que Kafka podía observar desde la ventana de su domicilio en casa de Oppelt (Oppeltův dům) –esquina avenida de Parížská con la gran plaza de la Ciudad Vieja– donde naciera un 3 de julio de 1883, y ya desaparecida.
Coronando la punta piramidal de esa Columna conmemorativa relampaguea un ojo inscrito en un triángulo, un ojo panóptico, ojo omnisciente; el ojo de un Alto Juez, el más supremo entre todos los jueces –Juez del Juicio Final– subido a la cumbre de una pilastra barroca. Ojo en el interior de un triángulo, rodeado de rayos de luz y aupado hasta lo más cimero de la Columna en que apoya su develamiento; Columna de la Peste, o Columna de la Plaga; v. gr., Columna del Castigo.
Boží oko v Praze. Trojice na Malostranském náměstí v Praze
Este es el Ojo soberano, el sumo Observador; y Él ve todo y todo comparece a su espectáculo.
Y es así como esta ventana triangular, o también sea el sapientísimo Mandamiento –y aún fuera sin más (¡oh, soñémoslo y sea nuestro anhelo!) la Justicia– que está por encima de la Pirámide, hace osada tentativa en mi pobre relato a la sensación de una atmósfera praguense vivida en sus misterios y posibilidades, que Carpentier intuyó en Kafka, y éste, como sólo él, siempre es capaz de suscitar. [Recibido el 20 de diciembre de 2018].
1 Alejo Carpentier, 'De lo real maravilloso americano', en Tientos y Diferencias, Montevideo: Arca Editorial, 1967, p. 111.
2 Franz Kafka, Diarios, 1910-1913, trad. de Feliu Formosa, Max Brod (ed.), Barcelona: Lumen, 1975, pp. 109-114, en esp., p. 113.
3 El 29 de mayo de 1920, en un ejercicio de incisa melancolía que luego girará a comicidad, escribe Kafka a Milena desde Merano: "Vor einigen Jahren war ich viel im Seelentränker auf der Moldau, ich ruderte hinauf und fuhr dann ganz ausgestreckt mit der Strömung hinunter, unter den Brücken durch." Véase Franz Kafka, Briefe an Milena. Erweiterte Neuausgabe, Jürgen Born und Michael Muller (Hrsg.), Frankfurt/Main: Fischer Taschenbuch Verlag, 1998, p. 21. Más austera la versión de este fragmento a lengua española ofrece: "Hace algunos años yo solía pasear frecuentemente por el Moldava, en canoa, remaba aguas arriba y luego me dejaba llevar por la corriente, acostado, bajo el puente."; cf. Franz Kafka, Cartas a Milena, trad. Juan Rodolfo Wilcock, Madrid: Alianza, 1974, p. 20. El texto original continúa así: "Wegen meiner Magerkeit mag das von der Brücke aus sehr komisch ausgesehn haben. Jener Beamte, der mich eben so einmal von der Brücke sah, faßte seinen Eindruck, nachdem er das Komische genügend hervorgehoben hatte, so zusammen: Es wäre wie jener Augenblick gewesen, da die Sargdeckel schon abgehoben waren, die toten aber noch stillagen." Para él, la trad. española, esta vez más rica que el original, entrega a su lector este párrafo: "Considerando mi delgadez, debe haber sido un espectáculo bastante cómico para los que estaban en el puente. Este empleado [de su oficina], que justamente me vio una vez desde allí, sintetizó de este modo su impresión, después de hacer resaltar suficientemente el aspecto cómico de la misma: le había parecido una escena previa al Juicio Final: el momento en que ya levantaban las lápidas de las tumbas, pero los muertos seguían acostados e inmóviles". (Énfasis añadido).
4 Roberto Chacana, "Las ventanas de Kafka", Revista 180 35 (2015), pp. 40-45.
5 Franz Kafka, El proceso, trad. de Emilio J. González García, Madrid: Eds. Akal, 2007 (2013 1ª reimp.), p. 103.
6 Ibid., p. 92.
7 Ibid., p. 44.
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