Revista europea de historia de las ideas políticas y de las instituciones públicas
ISSN versión electrónica: 2174-0135
ISSN versión impresa: 2386-6926
Depósito Legal: MA 2135-2014
Presidente del C.R.: Antonio Ortega Carrillo de Albornoz
Director: Manuel J. Peláez
Editor: Juan Carlos Martínez Coll
Enrique González Matas y José Martín Pinto, Malagueños en la Institución Libre de Enseñanza. Una revolución cultural sin precedentes, Arguval, Málaga, 2010, 222 págs.
María Encarnación Gómez Rojo
ABSTRACT: No han perdido el tiempo los autores Jos� Mart�n y Pinto y Enrique Gonz�lez Matas y fruto de su colaboraci�n y de su actividad investigadora nos presentan un trabajo centrado en la Instituci�n Libre de Ense�anza fundada en 1876 por Gumersindo de Azc�rate Men�ndez-Mor�n, Francisco Giner de los R�os y Nicol�s Salmeron. Precisamente la conexi�n con M�laga de la Instituci�n a trav�s del propio Giner y, entre otros muchos, del diputado socialista, ministro, catedr�tico y embajador Fernando de los R�os Urruti, cuesti�n que no ha sido muy tratada hasta ahora por la doctrina que se ha ocupado de la Instituci�n, es lo que ha permitido a Gonz�lez Matas y a Mart�n Pinto centrarse en la importancia de la labor desarrollada por un exquisito y selecto grupo de malague�os en el seno de dicho establecimiento privado dedicado de forma primigenia a la educaci�n universitaria fundamentada en los postulados del pensamiento de Karl Christian Friedrich Krause, introducidos en Espa�a por Juli�n Sanz del R�o.
PALABRAS CLAVE: Instituci�n Libre de Ense�anza, Francisco Giner de los R�os, Juli�n Sanz del R�o, Alberto Gim�nez Fraud, Jos� Moreno Villa, Emilio Prados Such, Domingo de Orueta Aguirre, Jos� Mar�a Hinojosa Lasarte, Victoria Kent Siano, Fernando de los R�os Urruti, Enrique Gonz�lez Matas, Jos� Mart�n Pinto.
Fruto de una muy intensa actividad investigadora nos presentan en este volumen los autores un nuevo trabajo centrado en la m�s que conocida Instituci�n Libre de Ense�anza (ILE) fundada en 1876 por Gumersindo de Azc�rate Men�ndez-Mor�n (1840-1917), el almeriense que fuera Presidente de la I� Rep�blica Nicol�s Salmer�n (1830-1908) y por el insigne ronde�o Francisco Giner de los R�os (1839-1915), ambos tres juristas y pensadores. Precisamente esta conexi�n con M�laga desde sus or�genes, no tratada cient�ficamente hasta el momento por la doctrina especializada, es la que hace a Gonz�lez Matas y a Mart�n Pinto centrarse en la importancia de la labor desarrollada por un exquisito grupo de malague�os en el seno de dicho establecimiento privado dedicado de forma primigenia a la educaci�n universitaria.
Tras el complet�simo pr�logo del catedr�tico em�rito de la Universidad de M�laga, Juan Fernando Ortega Mu�oz y seguido de una breve introducci�n donde los autores destacan tipogr�ficamente en negrita a personajes de la talla de Alberto Jim�nez Fraud (1883-1964), Jos� Moreno Villa (1887-1955), Emilio Prados Such (1899-1962), Domingo de Orueta y Aguirre (1833-1895), Jos� Mar�a Hinojosa Lasarte (1904-1936), Victoria Kent Siano (1892-1987) y Fernando de los R�os Urruti (1879-1949), am�n del ya mencionado Giner, los investigadores acometen el primer cap�tulo de los ocho en que se estructura el cuerpo del volumen con los fundamentos filos�ficos de la Instituci�n Libre de Ense�anza, basados en el pensamiento de Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832) cuyos postulados fueron introducidos en Espa�a por Juli�n Sanz del R�o (1814-1869).
Bastante acertado me parece el tratamiento que otorgan Gonz�lez Matas y Mart�n Pinto a la figura del fundador de la ILE oriundo de la ciudad del Tajo, Francisco Giner de los R�os, de quien realizan una biograf�a en algunos aspectos bastante detallada lo que les sirve para adentrarse en la historia de su nacimiento encuadr�ndola perfectamente en su marco hist�rico-cronol�gico, mostr�ndose los A. muy acertados en la exposici�n de sus principios y m�todos pedag�gicos haciendo especial hincapi� en �su defensa de la independencia total en el ejercicio de la labor educativa, ya que pretend�a alejarse de todo esp�ritu partidista� (p. 77), en la importancia de la figura del maestro dentro del sistema educativo, en el papel de la familia como colaboradora de la labor educativa, o en la defensa de la neutralidad religiosa en la educaci�n. Por tanto, Mart�n Pinto y Gonz�lez Matas inciden en la concepci�n pedag�gica integral defendida desde sus comienzos por la ILE y puesta de manifiesto en su principal �rgano de difusi�n, el Bolet�n (BILE) por cuyas p�ginas se deslizan escritos de figuras nacionales �Santiago Ram�n y Cajal (1852-1934), Miguel de Unamuno (1864-1936), Juan Ram�n Jim�nez (1881-1958), Antonio Machado Ruiz (1875-1939), Manuel Machado Ruiz (1874-1947), Benito P�rez Gald�s (1843-1920), Eugeni d'Ors (1882-1954) o Emilia Pardo Baz�n (1851-1921), entre otros� e internacionales como Rabindranath Tagore (1861-1941), L�on Tolst�i (1828-1910) o Herbert George Wells (1866-1946).
Tan importante fue la labor renovadora desarrollada por la ILE que su influencia lejos de restar circunscrita �nicamente al �mbito cultural privado qued� plasmada tambi�n en el campo de lo p�blico, promovida por el manifiesto esp�ritu abierto a las transformaciones en todos los �mbitos de una inquieta minor�a intelectual y, sobre todo, por el acceso de los liberales al poder en 1881, lo que hizo que se emprendieran diversas reformas, surgiendo al calor de la ILE diferentes organismos entre los cuales los A. destacan el Museo Pedag�gico de Instrucci�n Primaria (1882), el Instituto de Reformas Sociales (1902), la Junta para la Ampliaci�n de Estudios e Investigaciones Cient�ficas (1907), el Centro de Estudios Hist�ricos (1910), la Residencia de Estudiantes (1910), la Residencia de Se�oritas (1915) o el Instituto-Escuela (1918).
Tras el fallecimiento de Giner acaecida en 1915, contin�a su labor al frente de la ILE el que hab�a sido su disc�pulo, Manuel Bartolom� Coss�o (1887-1935) y se crea la Fundaci�n Francisco Giner de los R�os encargada de seguir los postulados del ronde�o. Se�alan los autores que Bartolom� Coss�o fue una figura que trat� de aunar esfuerzos siendo su labor como impulsor de nuevas t�cnicas pedag�gicas reconocida por la gran mayor�a de institucionistas con independencia de su tendencias pol�ticas.
Mart�n Pinto y Gonz�lez Matas inciden, a lo largo del volumen que estamos comentando, en varias ocasiones en que la ILE supuso una renovaci�n educativa, cultural y social sin color pol�tico alguno determinado ni impuesto desde los puestos de direcci�n, trat�ndose de un organismo plural integrado por personalidades de diversos sectores de la cultura de diferente signo pol�tico. Es m�s, ni a Giner de los R�os ni a Coss�o se le pudo atribuir entonces ni se le puede adjudicar ahora, con objetividad, afiliaci�n pol�tica concreta de ning�n signo determinado y si bien es cierto que muchos institucionistas fueron afines a la Rep�blica, no es menos verdad que en ciertos aspectos de las decisiones pol�ticas de este periodo relativas a la educaci�n, manifestaron su desacuerdo, se�alando los A. que Bartolom� Coss�o manifest� su oposici�n a la norma que impon�a la prohibici�n de ense�ar a las instituciones dependientes de la Iglesia Cat�lica, mientras que el socialista Fernando de los R�os se opuso a la disoluci�n de la Compa��a de Jes�s y a la supresi�n de la ense�anza del Derecho can�nico en las Facultades de Derecho. Dicho esto creo justo reconocer que en gran parte el programa educativo de la II� Rep�blica era en buena parte acorde con los postulados b�sicos defendidos por la ILE, entre los cuales quiz�s quepa destacar en esta sede la defensa de la ense�anza primaria obligatoria y gratuita, la igualdad de sexos en la educaci�n y la abolici�n de los libros oficiales de texto, entre otras cuestiones.
La contienda civil y la posterior instauraci�n del r�gimen franquista abrieron un periodo convulso lleno de dificultades operativas dentro de la ILE, se�alando Gonz�lez Matas y Mart�n Pinto que, al final del curso acad�mico 1935-1936, se vio obligada a echar el cierre a sus instalaciones, siendo declarada ilegal y confiscados sus bienes por decreto de 17 de mayo de 1940, haci�ndose eco los autores que la argumentaci�n de dicha norma para tomar tan desafortunada decisi�n se fundamentaba en que era �parte de la masoner�a internacional y responsable de una cultura anticristiana y revolucionaria� (p. 92). Nada m�s lejos de la realidad. A partir de este momento, la ILE seguir�a funcionado en el exilio especialmente en M�xico. Habr�a que esperar hasta la aprobaci�n del Real Decreto de 27 de enero de 1978, ya durante la transici�n a la democracia, para que le fueran reintegrados sus bienes y vuelto a reeditar su Bolet�n.
Tras el ep�logo, el volumen cierra sus p�ginas como todo trabajo de investigaci�n coherente y bien estructurado con un �ndice bibliogr�fico y otro onom�stico de inter�s para cualquier avezado en la materia.
Mis felicitaciones m�s sinceras a los autores por este nuevo y bien presentado trabajo de investigaci�n, que tiene el m�rito de profundizar en cuestiones a veces espinosas, con una notoria elegancia siendo un libro de f�cil y amena lectura que estoy segura es ya todo un muy meritorio �xito editorial. [Recibido el 7 de febrero de 2011].
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